
El miedo en los niños: una emoción natural
El miedo es una emoción natural. Nos mantiene alejado de los riesgos, nos hace actuar con más calma y nos obliga a detenernos ante el peligro. Los niños experimentan miedos a muchas cosas, pero no debes preocuparte porque muchos de ellos son pasajeros. Van desapareciendo según se les provea a los niños información, y se vaya relacionando con el objeto o la situación y los niños comprueben que no sucede nada malo.
Muchos de sus temores son por no saber lo suficiente acerca de la persona, el lugar o la cosa a la que le temen. También va a depender de la forma como se han desarrollado experiencias similares en el pasado. Según la literatura los miedos comúnmente son aprendidos. Los modelos de comportamiento que los padres manifiesten en sus hijos pueden ser copiados. En muchas ocasiones podemos observar una madre o padre que sea muy protector y este comportamiento puede generar ansiedad en sus hijos.
Los niños casi siempre tienen miedo cuando escucha ruidos fuertes como los truenos y relámpagos. Les temen a los monstruos, a las máscaras, al ladrido de un perro, a quedarse encerrado y a intentar hacer cosas nuevas. Además, pueden experimentar cierto temor y manifestar ansiedad de separación cuando los padres se divorcian. Es posible que el niño pueda pensar que no quiere perder la otra persona que lo protege, refiriéndome a la madre o padre donde viva el niño.

Por otro lado, los niños necesitan tener un poquito de miedo, porque el miedo también los protege. Se debe conversar con ellos sobre las cosas que le causan miedo y manifestarles que hay miedos reales y miedos imaginarios. Así los niños pueden hacer un plan con la ayuda de sus padres para aprender a identificar lo que le produce el miedo.
Algunos consejitos para que los padres puedan trabajar positivamente el miedo:
- Los padres pueden ayudar a los niños a pensar y a actuar positivamente para que sepa lo que tiene que hacer y lo que no debe de hacer cuando tenga miedo.
- Podemos hacer varias actividades divertidas y educativas para que los niños descubran sus miedos reales y sus miedos imaginarios. Puedes usar láminas, estas pueden ser; monstruos, un perro bravo, perderse, truenos y relámpagos, oscuridad, incendio, dinosaurios, películas de terror, cuco, ante la violencia de otros, ante lo desconocido, al quedarnos solos, a las sombras, entre otros.
- Puedes utilizar una bola grande y hacer un “collage” del miedo. Algunas de las ideas que te pueden ayudar son recortes de periódicos y revistas con colores, palabras, cosas de la naturaleza, lugares, personas y eventos que reflejan miedo. También, puedes utilizar cosas que parezcan, sepan, suenen, huelan o que al tocar te provoquen miedo.
- Puede pedirle al niño que dibuje un mundo con miedo o una casa con miedo. Haciendo uso de “pinturas de dedos”, témpera, marcadores, lápices de colores o crayolas, ¿Cómo son las personas que viven allí? ¿Qué cara tienen? ¿Cómo es su ambiente?
Ya los niños saben que tienen que ponerle límites a su preocupación por los miedos y están aprendiendo comportamientos que promueven su confianza y crecimiento emocional.
Los niños van a comenzar a sentirse más tranquilos por la seguridad, cariño y comprensión que mamá y papo están ofreciéndole. El niño se da cuenta que no puede acabar con todos sus miedos porque algunos miedos son reales. Esto le va a permitir a los ninos protegerse, entender el mundo que le rodea y va a poder confiar en su habilidad para manejarlos.
Hay que estar seguros de que no existe razón objetiva que justifique el temor. Algunos miedos pueden prevenir a los padres para identificar alguna situación de maltrato o abuso que al igual que otros miedos no superados requerirán de ayuda profesional. Si el miedo es continuo debemos pensar en una ayuda profesional para pararlo a tiempo y no se convierta en un Trastorno de Ansiedad.
Escrito por la Dra. Carmen María Márquez Pérez
Psicologa Clinica
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